Última actualización el 26 julio, 2018 por Juan Monreal
Uno de los aspectos más importantes y más difíciles de gestionar en una consulta de cirugía plástica es como comunicar a nuestros pacientes los posibles resultados de un tratamiento. Podemos explicarles el defecto que presenta o cuál es su origen, podemos explicarle la estrategia de tratamiento, podemos explicarle las limitaciones que su caso puede tener, podemos enseñarle resultados reales de casos similares, gráficos, animaciones,… pero si él no puede “verse”, la información final estará relativamente coja. Todos los pacientes quieren saber como quedarán tras una cirugía.
Aunque el lápiz y el papel fueron siempre las herramientas habituales de comunicación (yo no concibo un cirujano que no sepa dibujar), actualmente existen muchas aplicaciones para ordenadores y smartphones que permiten realizar modificaciones digitales (o morphing) de nuestras fotos de una manera sencilla y eficaz. Algunas de estas son herramientas gratuitas disponibles y destinadas a todo el mundo y otras pertenecen a plataformas de pago profesionales que usan algunos cirujanos plásticos de forma profesional.
La fórmula más eficaz para transmitir un posible resultado a nuestros pacientes debería pasar por conseguir, y mostrar, una transformación 2D o 3D creíble, es decir, basada en criterios quirúrgicos adaptados a cada paciente. Cuando deformamos un perfil nasal o la malla 3D correspondiente a una mandíbula, deberíamos hacerlo como si tuviéramos en un quirófano con un bisturí en la mano. Esto nos permitirá explicar al paciente los pasos quirúrgicos y las limitaciones reales de su caso particular, alejándonos de una pura herramienta de Marketing.
Y así es como yo lo hago:
- En las cirugías nasales usamos:
- Principalmente las transformaciones 2D. Nos resultan muy útiles para explicar y medir los defectos y, así, explicar al paciente las modificaciones de los perfiles, vistas oblicuas y frontales más adecuadas para su caso.
- También incorporamos el escaneado facial para hacer una reconstrucción 3D. De esta forma realizamos las transformaciones sobre el modelo obtenido de manera precisa y las usamos posteriormente en quirófano, bien mediante de un visor de modelos 3D en un iPad/iPhone o imprimiendo el modelo transformado para tenerlo «físicamente» en el quirófano.
La modificación digital 2D o 3D debe considerarse como una excelente herramienta educativa y de planificación, de gran ayuda para establecer objetivos y posibles resultados. También resultan muy eficaces para supervisar los cambios durante la operación, de manera que se ajusten lo más posible a los deseos del paciente. Desgraciadamente (o afortunadamente) nuestro cuerpo no está hecho de pixels, sino de células vivas, y por tanto nadie le podrá garantizar que el resultado final de su intervención sea igual que en las imágenes modificadas.
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